Siempre me ha espantado el trato inhumano y aberrante que un ser humano puede producir a otro. La violencia y el ensañamiento a pequeña escala –en hogares, calles, o comisarías-, puede llegar a tener un coste tan alto como la vida, y quienes la motivan siempre buscan disculpas, escudos en los que proteger la inhumanidad de los hechos cometidos.
A gran escala, los acontecimientos bélicos que han tenido lugar en el siglo pasado, o los que están sucediendo en lo que llevamos del siglo XXI, -y servidos con imágenes en directo- nos demuestran, una vez más, que la violencia es diseñada y acordada en los “despachos” de gentes poderosas con el cerebro y el corazón más fríos que el hielo de la Antártida, y que en ellos se deciden los porqués, los cómo y los dónde, que deben provocar guerras “frías”, “calientes”, insurrecciones , o terrorismos, y cimentadas todas ellas en la supremacía territorial, económica, o religiosa.
El sadismo de sus promotores se extiende, después, y con demasiada frecuencia, a muchos de los que tienen que ejecutar las órdenes y hacer uso de las armas desde tierra, mar y aire. Soldados, soldadescas, policías y gentes de “a pie”, ponen su “guinda” a los resultados terribles producidos por la maquinaria bélica y hacen su propia guerra, atacando directamente a las personas más frágiles e inocentes. El masoquismo enfermizo, el daño por el daño, la muerte lenta, las violaciones, y los sufrimientos físicos y emocionales, son mucho peores para las víctimas que la propia muerte. Son sucesos que extralimitan la conciencia humana. Especialmente si atañen a la infancia.
Es terrible saber, por ejemplo, que en ciertos campos de refugiados y bajo la bandera de la ONU, algunos –siempre son demasiados- de sus soldados ejercitan su “poder” sobre las mujeres cuando estas les solicitan comida o alguna otra cosa que necesitan, porque ya sus familias se encuentran en situaciones extremas. El trueque, desgraciadamente es siempre el mismo, favor por favor, yo te doy lo que quieres y tú me das tu cuerpo o el de tu hija, y si no… ¡cuidado con vuestras vidas o la de vuestras familias!
Cuando nos enteramos de todo ello gracias a los medios de comunicación y a ciertas ONGs–muchos de cuyos informadores exponen su vida-, uno siempre tiene la sensación de que es demasiado habitual el silencio y el encubrimiento que acompaña a sus superiores inmediatos, Organizaciones y gobiernos, impidiendo la actuación de los tribunales de justicia. Todo ello produce rabia, impotencia, vergüenza y miedo. Miedo, por la gran cantidad de mentes “perturbadas”, que haciendo uso de su maquiavélico poder, se adueñan de la libertad y de la vida de tantos seres inocentes.
Quizá el problema radique en que esos taimados se crean seres sobrenaturales que han sido elegidos por sus respectivas “deidades” para regir el mundo bajo la batuta del terror. Quizá lo que asusta es que cuenten con un cortejo eterno de seguidores.
Y no basta con reconocer que la violencia ha acompañado al ser humano desde siempre. ¡Terrible realidad la de su naturaleza!
Isabel
Apalabrando los días 
Impresiona la fotografía elegida, el débil castigado por la violencia. Impresionante el relato que haces, que nos pone en recordatorio lo que sucede día a día, aquí o allá, pero contínuo y como en otras actuaciones del hombre hace que miremos hacia otro lado. Gracias por tu denuncia.
Dejó por un momento «la melancolía» para adentrarme en este nuevo texto que has escrito. Si hay algo que me gusta de este Blog es que nunca sé lo que voy a encontrarme, es como la vida misma, que está llena de sorpresas.
¡Cuántos hechos estarán ocurriendo en este momento en el mundo que entrañan una violencia extrema! A lo mejor, o casi seguro, no hace falta irse muy lejos para ser testigos de alguno de estos hechos.
Esta semana a sido de nuevo noticia el fallecimiento de un empresario catalán por la paliza recibida por la policía autonómica. Yo he visto esas imágenes y es puro ensañamiento, muy bien definido en tu artículo Isabel.
¿Qué tendrá en la cabeza, en el cerebro, me refiero el ser humano para recrearse en la violencia? Para despreciar su vida como lo hace?
Me apunto, con un gracias, como lo ha hecho Goda, a tu denuncia. Y, no digamos respecto a la ejercida sobre los niños, no tengo palabras.
Saludos cordiales
Me sumo a esta denuncia que haces de la violencia. Y tienes razón cuando afirmas que «no basta con reconoce rque la violencia siempre nos ha acompañado. Debemos luchar contra ella y aunque a veces lo hagamos a través de firmas, manifestaciones, vemos que no es suficiente porque esas mentes poderosas seguirán estando ahí si nosotros no nos mostramos más contundentes, pero ¿cómo hacerlo? Es una reflexión que me hago muchas veces.
En cuanto a la fotografía, no tengo palabras…
Gracias, Isabel, por impedir que nuestra conciencia no se aletargue
Acabo de leer mi texto, y como no sé como corregirlo, he visto dos erratas que enmiendo en este momento: El texto comienza con un Dejo (así que sobra el acento), y después hay una «h» del verbo haber que me la he «comido». . Disculpas.
Es un placer, Isabel,leer tus artículos porque se nota que pones el corazón en ellos además de tu sabiduría literaria.
Lo peor de esta situación que expones es que los humanos corrientes no podemos hacer casi nada por allanarla. Somos , más bien, sufridores de la misma desde tiempos inmemorables. El hombre se vuelve perverso en estado de guerra o de catástrofes naturales. Son situaciones límite
donde todo vale y prevalece la amoralidad. Por eso el «yo te doy comida si tú me das sexo «parece un trueque hoy aceptado.
La foto que adjuntas es terrible, desde luego,pero es con este tipo de crónicas con las que los reporteros ( sobre todo de guerra ) compiten para conseguir premios o, lo que es aún mejor,la foto del año ,y eso es lo aberrante del asunto. Pero lo más curioso es que el fotógrafo estaba allí, pero no se le ocurrió acudir a proteger al niño y llamar la atención a los hombres del palo. Sólo quería la foto. Más inhumano imposible.
De todas formas, Isabel,el tratar estos temas abiertamente como tú lo haces, puede dar resultados positivos.
Muchas gracias y buenas noches.
Con un abrazo : T.T.
Excelente artículo y comentarios. Mejor no se puede expresar y me sumo también a esta denuncia sobre la violenica. El sadismo, el egoísmo, la falta de empatía, la incapacidad de amar entre otras carencias y aberraciones, hacen que el ser humano sea uno de los depredadores más sanguinarios que puedan existir en la Tierra.
El ensañamiento es terrible, es torturador y generador de infiernos. Los animales y las fuerzas naturales pueden llegar a ser muy destructivas, pero el dolor y el horror que provoca esta gente es terrible.Debemos hacer todo cuanto esté a nuestro alcance para luchar contra ellos. La vida es bella, pero ellos estarán siempre ahí para envenenarla y hacerla insoportable.
La fotografía me descompone el corazón.
No puedo estar más de acuerdo con tu post Isabel. La violencia siempre ha sido el arma utilizada por el hombre desde tiempos remotos para resolver sus diferencias, para conseguir sus objetivos o, simplemente, para salirse con la suya. Lo peor es que esta violencia sigue dominando nuestras sociedades en un tiempo en el que, según nos dicen, estamos amparados por una serie de Derechos (el derecho a la vida, al honor, a la dignidad, a la integridad física y personal etc). Como bien dices, en los despachos de aquéllos que ostentan el poder político y económico se decide el destino de millones de personas. El ser humano no tiene ni tendrá escrúpulos y sólo tiene un enemigo: él mismo.
Enhorabuena por tu blog.
La violencia generalmente la ejerce el » macho «, será porque siempre » está por encima » de la hembra….., traducido a mujer, o al menor por ser más indefenso
Pero no nos olvedemos de los violentos de guante blanquisimo que dan las órdenes desde confortables despachos para que se ejerza fisicamente la violencia en las guerras, entre personas que no se conocen ni se odian pero que quizá por un mísero sueldo sueñan con una mejor vida
Desgraciadamente, algo … casi imposible e erradicar en este mundo
Estoy leyendo El Imperio eses tú, de Javier Marías. Situa la acción en un escenario de hace exactamente doscientos años, y en relación con este tema, la información circulaba con un retraso (todavía el soporte de galeras cruzando el atlántico) de 6 meses. Ocaso del absolutismo. Y de las distintas inquisiciones. Pero las reglas siguen siendo las mismas aunque se vistan de liberalismos, democracias, etc. Las mismas organizaciones de paises toleran la existencias de dictaduras apellidadas bananeras y africanas, por el tráfico de mercaderías y seres humanos como mercancia. Qué diremos de las economías establecidas con el tráfico unilateral insoportable. Cambiando la escala: si a nivel macroeconómico el ser humano es capaz de mantener ese tipo de trafico (incluyamos la droguería) qué no hará en su casa: consorte, hijos, etc. La información que puede educar, ya no tarda aquellos 6 meses, sino instantáneamente (telefonia, tabletas, tv, etc) y «nos» adormece incapaces de suavizar roces, golpes, maltratos. Parece como si la culpa la tuviera los demás, y no empezamos por nosotros mismos. No tenemos el Guillotín inventando un método disuasorio ¿por qué reacciona el ser humano con la muerte dada por otro semejante? Cuánta historia ha transcurrido impregnando los genes y aminoácidos. Y puesto que lo sabemos, podremos la carne en el asador.
Hoy ha entrado el comentario de Wisu , muy interesante, como todas y cada una de las aportaciones que tanto me enseñan. Me apetece daros las gracias, muy especiales, por el asunto que se aborda aquí. Y lo haré nominalmente: Goda, Mª José, Juliaber, T.T., Popota, Tyrion, Gelinos, Güisu. ¡Un lujo de opinantes!
Un abrazo