Sabemos que los recuerdos se nutren de lo que nuestros cinco sentidos han podido fijar con el paso del tiempo, pero quizá sea el sentido de la vista el que más relevancia tiene de todos ellos.
Desde la prehistoria el ser humano se ha ayudado de todo tipo de manifestaciones visuales –pinturas, esculturas y grabados-, para dejar plasmado todo aquello que consideraba que era lo más importante en su vida, como la religión, la caza, o la lucha por la supervivencia. Gracias a sus imágenes, a su arte, hemos podido conocer a sus protagonistas y a interpretar, de un modo muy cercano, la realidad de sus vidas. De conocer su historia a través de siglos de recuerdos.
La fotografía vino a renovar y en muchos casos a sustituir, los distintos modos milenarios de la constatación de una realidad perdurable en el tiempo. Desde los primeros daguerrotipos hasta la digitalización de los medios visuales, ha pasado poco más de un siglo y, esto, en la historia de la humanidad, es una nimiedad en el tiempo.
Las imágenes digitalizadas se han convertido en voraces protagonistas de la constatación nuestras vidas, imágenes que nos proporcionan los medios de comunicación e imágenes que tomamos con nuestras cámaras, teléfonos y demás artilugios disponibles para ello. Nada puede escaparse al sentido de la vista. La estética de la realidad visual se ha impuesto de tal modo en nuestras vidas que se ha convertido en el epicentro de nuestros recuerdos.
Pero a veces es tal el entusiasmo que sentimos por captar instantáneas, que dejamos que se nos escape a través del visor de nuestras cámaras la posibilidad de gozar plenamente de la belleza de lo que contemplamos, cegados por el fervor de capturar el máximo de imágenes que después conservaremos “enlatadas” en el ordenador, siendo su destino -con mucha frecuencia-, el de reposar en el olvido por falta de tiempo para visualizarlas.
Es posible, que algún día, cuando aparezca en nosotros algún momento de soledad o de añoranza y sintamos la necesidad de cobijarnos en los recuerdos, nos acordemos de nuestros almacenes de imágenes y recurramos a ellas para llenar los vacíos y evocar tanta vida olvidada.
Isabel
tu artículo me ha parecido muy interesante y estoy totalmente contigo en lo que cuentas.
Un saludo.
Muy amable. Gracias.
En mi caso, entre las fotografías que saco con la cámara y el teléfono tengo una barbaridad de fotografías y muchas de ellas pendientes de ordenar. Recientemente he comprado un disco duro externo solo para almacenar las fotos. Pero quien se resiste a no dejar constancia de los viajes, acontecimientos, etc. ?
Un saludo.
Nadie se resiste, empezando por mi.
Buenas noches y un saludo.
Un buen repaso a nuestros sentidos, de estos como recalcas el de la vista es, en la mayoría de nosotros, el más desarrollado, y con mucha diferencia se «graban» mejor en nuestro cerebro imágenes que olores o sabores. Es esto lo que nos lleva a acumular las imágenes en nuestros almacenes fotográficos. Antes eran cajas con fotos, albumes con alguna seleccionada y hoy todas en los distintos dispositivos que caen en nuestras manos.
Como bien dices, al final para recordar otros sentires de la vida pasada, casi siempre placenteros.
Me gustó
Muchas gracias, me alegro que te haya gustado este relato.
Un saludo.
Hay un detalle en tu artículo por el que se deja constancia de la importancia del sentido de la vista como el de mayor importancia: la complejidad óptica de nuestro ojo como detector de todas las vibraciones lumínicas, desde casi el infrarrojo hasta el violeta; la magnífica lente del cristalino invirtiendo el mundo exterior para que mediante enfoque repose en el foco de la retina. Otro complejo sistema de sensores que conectan en sinapsis nerviosas (Ramon y Cajal) que transmitidas a la velocidad de la luz llegan a la particular zona cerebral que interpreta cada una de las imágenes exteriores, gracias a la profundidad de campo que permite la visión binocular de la pareja de ojos, que comparadas con las imágenes históricas almacenadas a lo largo de nuestras vidas, traducimos en inteligentes historias de movimientos, lentos y veloces. Todos estos palabros (lentes, foco, retina, sinapsis,…) inventados por el ser humano le ha permitido inventar la cámara fotográfica y de video, no digamos si va acompañado de sonido. ¡La vista! La lectura (los libros, invento humano, que corren el peligro de desaparecer en papel con la aparición de la electricidad y corrientes eléctricas, control humano de las partículas subatómicas como el electrón, que circulando por los nervios permiten excitar los electrones subatómicos del cerebro). La mano a través de un pincel y diversas formas de agrupar colores permiten reproducir sobre un lienzo con anterioridad a la cámara de Lumiere, desde nuestra primitiva historia en las paredes de las cuevas, hasta multitud de tendencias que emborronan las pinacotecas y museos de escultura.
Muchas gracias por tus aportaciones, Güisu.
Un saludo y buen fin de semana.
Confieso que soy una acumuladora de imágenes y que tengo muchas almacenadas pendientes de ser clasificadas, pero no me resisto a dejar a disparar mi cámara cuanto puedo.
Buen texto, Isabel.
Saludos a todos.
Muchas gracias, Mª José. Yo también pertenezco al grupo del «no me resisto».
Buen fin de semana para ti también.
Interesante el texto y los comentarios, Isabel. Somos afortunados al disfrutar de ese sentido. Yo me pregunto cómo percibirán los cieguitos los objetos, el mundo, las estrellas, la luna, el sol ..¿cómo se verán y se reconocerán a sí mismos sin poder mirarse con sus propios ojos?
A mì también me da por retratar a todo cuanto pillo y me resulta interesante, tengo temporadas que ni os cuento, pero luego me viene un periodo largo de sequía y lo abandono por completo, hasta que de nuevo me entra la neura y no paro. En fin, debe ser cosa de la ansiedad, del consumo, de la trascendencia y demás.
Gracias Popota por manifestar tu opinión. Me voy a detener en lo que argumentas de los cieguitos, porque yo siempre pienso que quien no ha sabido del sentido de la vista desde el nacimiento no «echa de menos» el ver las cosas como nosotros o al menos como nosotros creemos que puede hacerlo. Sin embargo si creo que es tremendo quedarse ciego posteriormente. Parece ser que el carecer de un sentido hace que los demás lo suplan con su mayor desarrollo.
Afortunadamente en la actualidad los adelantos para «ver» lo escrito, dibujado, etc. son enormes.
Un fuerte abrazo.
Claro que todos tenemos nuestras fotos recopiladas desde el año en que nacimos . Ahora ,de vez en cuando,las miramos cuando se trata de ver parecidos entre madres e hijos o, incluso, entre abuelos y nietos. Son momentos en los que recordamos muchas cosas, nuestro aspecto de pequeños, las trencitas o el flequillo que llevábamos….Pero la verdad es que ,hay que reconocer, las personas de mi generación estamos teniendo una gran suerte al poder aprovechar de todos estos avances digitales que nos hacen tanto placer. Cada uno tiene su estilo y se realiza de formas diferentes. Yo, personalmente, no fotografío nada que no haya mirado antes. Los chinos y japoneses, que vienen de turistas, disparan sus máquinas sin saber a qué o a quién. Quizás les importe más autosorprenderse cuando vean sus reportajes.
Resumiendo, querida Isabel,un artículo interesante que te hace pensar en tiempos pasados y tambien en los actuales , para acabar negando que » cualquier tiempo pasado fue mejor »
Que disfrutes del fin de semana y tengas buen tiempo.
Buenas noches.
Os pido disculpas tanto a ti como a Popota por los días que he tardado en acercarme hasta aquí para darlos las gracias no sólo por acceder a lectura de mi escrito sino por tomaros la molestia de dejar vuestra opinión, que es un excelente complemento a él.
Estoy casi totalmente de acuerdo con cuanto dices; el casi se debe a esa frase tajante negando que cualquier tiempo pasado fue mejor, porque yo añadiría que «salvo excepciones».
Un fuerte abrazo y repito las gracias.
Gracias por esta macanuda publicación. Tenemos, en nuestra familia. una tradición fotográfica a través de la cual podemos ver cómo hemos cambiado durante los años. Los finlandeses tenemos la costumbre de visitar al menos dos veces al año en los cementerios de nuestras queridas difuntos, poniendo flores en las tumba y limpiendo las tumbas .
Cuando las tumbas se embellecen con flores de verano o invierno, entonces tomamos fotos de nosotros. Estas fotos, desde 2004, muestran qué tipo de ropa tenemos y cómo ha cambiado nuestro aspecto.
A veces visitamos en los cementerios de invierno. Te muestro:
Cementerio en invierno
Este post tiene un problema en cuanto a comentarios, no es posible y no lo he resuelto. ¡Suspiro!
Abrazos,
Matti
Agradezco muchísimo, Matti, que hayas «viajado» en el tiempo hasta el 2014 para rescatar este artículo de mi blog y darme la oportunidad de «viajar» yo hasta el 2012 y poder admirar tu post de «Cementerio en invierno». Es hermosa la tradición finlandesa e impresionante el reportaje que compartes. Me gustan mucho los cementerios abiertos a la naturaleza, aquí en España están rodeados de muros.
Un abrazo también para ti.