Los mayores solemos andar por la vida apoyados en bastones labrados de experiencias. Están tallados con nuestras alegrías y nuestros sufrimientos, con nuestras luces y oscuridades, con nuestros aciertos y fracasos.
Bastones que, a pesar de que nos sustentan –o posiblemente por esta razón- nos gusta a veces desprendernos de ellos a modo de consejos regalados. Especialmente con quienes más queremos.
Y cuando sentimos su rechazo, nos sorprende y duele.
Quizás podríamos entender mejor esta actitud si nos detuviéramos a pensar que, como caminantes, desean también practicar su andadura con los bastones labrados por sus propias experiencias.
Isabel F. B. de Quirós
Muy hermosa prosa, llena de filosofía de la vida, el bastón, como la cruz donde apoyarnos… Me ha encantado leerte, amiga. La experiencia que es la alegría y el dolor de Viernes Santo, la luz y la sombra que nos alberga… Un abrazo, amiga.
Muy bonita alegoría, Julie. Te estoy sumamente agradecida.
Un fuerte abrazo.
Me acerco con humildad a disfrutar de tu buen decir y tu sabiduría. Un abrazo inmenso.
Acepto con humildad tu opinión Verónica, has sido muy generosa conmigo, pero sé que sólo soy una aprendiz en estas cosas de «apalabrar los días». Sabes que cuentas con toda mi admiración y agradecimiento.
Un abrazo muy fuerte.
Un tema complejo. Esas experiencias también nos han enseñado que a veces, si hubiésemos seguido los consejos de nuestros mayores (es decir: si hubiésemos aceptado la utilidad de sus bastones) podríamos habernos evitado algunos dolores. Pero dónde trazar la marca? ¿Desde dónde podemos decir «hay que aceptar esto»? Sí, sin duda es un tema complejo. Tal vez sólo debamos cantar como Violeta Parra: «Volver a los diecisiete / después de vivir un siglo…»
Saludos.
Reconozco que es difícil el asunto que he planteado porque tiene muchas aristas. Es evidente que la educación es imprescindible, pero hemos de reconocer que con demasiado frecuencia muchos de nuestros consejos no son más que imposiciones, o intentar que el otro sea un espejo -aunque roto- de lo que fuimos o somos.
Muchísimas gracias por tu intervención.
Saludos.
Así es, Isabel querida, cada quien debe conseguirse su propio bastón e irlo labrando a lo largo de su andar. Hermosa reflexión llena de poesía. Abrazobesos, amiga.
Eso es lo que pienso, amigo Ernesto. Mi agradecimiento sincero por tus palabras.
Un gran a abrazo.
Me gusta mucho este pensamiento que me hace reflexionar sobre mis experiencias como bastones labrados. Muy hermosa reflexión!
Me alegra tu opinión, María. Quiero alentar a quienes visitan mi blog que se adentren en el tuyo, haces unas magníficas fotos y últimamente nos regalas también poemas.
Muchas gracias!
Hermoso título que nos lleva a una imagen plástica, bella y llena de sentido. Un abrazo, Isabel.
Saludos primaverales, amigo poeta y naturalista de nacimiento y de profesión. Es un placer leerte siempre. Muchas gracias y un fuerte abrazo.
Isabel, qué manera de dar en el clavo: la metáfora del bastón labrado como experiencia de vida ¡Qué difícil es y cómo cuesta grabar en el bastón esa rúbrica! Cada cual labra su propio bastón. Creo que es bueno intentar ser un espejo en el que puedan mirarse, sin pretender que éste les devuelva nuestra imagen, sino la suya.
La fotografía es de una gran belleza, por lo que dicen los protagonistas, además del paisaje.
Gracias amiga por compartir una experiencia tan universal como la vida misma.
Un fuerte abrazo.
Gracias a ti por participar con tu estupenda reflexión y por las palabras que me dedicas. Los caminantes me atañen, cada uno lleva sus bastones con los que se apoyan y labran. Me alegro que te guste la fotografía.
Buen comienzo de semana y un abrazo muy fuerte.
Qué privilegio el levantarse por la mañana y encontrarse con un regalo de sabiduría poética de una amiga que quiero y admiro enormemente-
Tu bella metáfora del bastón labrado de experiencias sobre el que nos apoyamos para caminar me parece perfecto y ajustado a la edad y actividad que nos gusta practicar.
Mil gracias por este buen dia que anuncias con tus palabras.
Mil gracias a ti, querida amiga, por tu visita y generoso comentario. Para mi es un honor y un privilegio.
Un fuerte abrazo.
Autosuficiencia, podría llamarse a eso de probar por uno mismo. Superación o empeño en conseguirlo por uno mismo. Pero siempre sabemos que los bastones de nuestros mayores estarán ahí por si acaso, por si los nuestros se quedaran cortos para sujetarnos.
Un escrito excelente, Isabel, encierra la sabiduría de persona con la experiencia, con el andar suficiente, para saber lo difícil que es, a veces, el camino.
Un abrazo
Es evidente que todos necesitamos consejos, orientación… pero nunca debemos excedernos y mucho menos intentar imponer.
Muchas gracias por tu exposición y por las amables palabras que me dedicas.
Un fuerte abrazo.
Qúe bonita la fotografía, Isabel, me he visto reflejada en ella caminando con los míos entre neblinas y bosques. Estoy de acuerdo con lo que expones, cada cual es cada cual y deberá caminar a su ritmo y su paso, lo de imponer o proteger demasido pienso que es contraproducente porque anula al otro y no lo dejará ser como debería ser.
Un abrazo
Muchas gracias Popota, incluso esos bastones del niño y su padre quizá nos sirvan de apoyo a nosotros.
Como siempre, es un placer leer tus comentarios.
Un abrazo también para ti.
Sé que es un post serio, y así lo he leído y asimilado, pero a continuación he pensado que algunos jóvenes merecen que sus mayores les den con el garrote labrado en la cabeza 😀 😀 😀 ¡perdón, perdón! 😀 😀 😀 Pero es así.
¡Un abrazo, Isabel!
No estaría mal un garrotazo de buenas enseñanzas…¡mutuas!
Muchas gracias y un abrazo también para ti.